Yo fui el día y tú fuiste mi sol. Yo fui la noche y tú fuiste mi estrella. Yo fui feliz y tú fuiste mi sonrisa. Fuimos totalmente compatibles, un hilo conductor de una energía tan bonita que daba vida a todo lo que se cruzaba. Una raíz aferrada con todas sus fuerzas y contra todo pronóstico a un suelo húmedo y embarrado. Una gota de agua que se junta con otra para formar una más grande en el parabrisas de tu coche.
Vivimos tan intensamente todo que quizás nos desgastó hasta lo más profundo de nuestra alma. Creamos un mundo tan sumamente fantástico que pudimos llegar a acostumbrarnos a él y que aún nos cuesta olvidar.
Las personas, por lo general, acostumbramos a llamar hogar a las cosas de forma prematura, y eso no es más que una acumulación de dolor. Un cajón lleno de sentimientos que cuando abandonemos ese hogar se abrirá de par en par y nos daremos de bruces contra él.
Ojalá que algún día pueda llamar a alguien hogar y cambiar los "fuimos" por "seremos". Solo así estaré realmente conforme.

Cuando te encuentre

Cuando te encuentre prometo no soltarte nunca. Nunca jamás. Cuando te encuentre prometo abrazarte tan fuerte que te va a ser imposible escapar. Cuando te encuentre te miraré a los ojos rogándote que te quedes y que permanezcas conmigo sin fecha de vuelta. Quiero tenerte aquí, a mi lado, conmigo, con los míos, con los tuyos. Quiero que seamos tan inseparables como nuestros sueños quieren, y tan felices como no se ha visto a nadie jamás. Te ruego por ti, e incluso por mí, que creas en nosotros. Te ruego que me quieras, al menos, una cuarta parte de lo que te quiero yo a ti, y ya más adelante, me conformaré con que algún día sea yo lo que tú eres para mí.

Cuando te encuentre prometo no dejar de escribir en mi memoria cada segundo que paso a tu lado, y prometo tener la capacidad suficiente para almacenar todos esos momentos. Y si me permites, prometo cuidarte, abrazarte y besarte todos los días de mi vida.

Llevo un tiempo fuera

Llevo un tiempo fuera y sé que te cuesta, pero sabes que es lo mejor, lo ideal, lo lógico. Llevo un tiempo lejos, tan lejos que no llegan ni los recuerdos, tan lejos que el frío de mi cuerpo no necesita ese calor que antes, en algún momento, necesité. Tan sumamente lejos que ni tus buenas noticias llegan a la orilla de mi nueva vida y se dejan arrastrar por las olas que rompen en la arena, siguen vagando en mar abierto en busca de una toma de tierra que las acoja y les de calor.
Llevo un tiempo fuera y me he encontrado a mí mismo, he logrado recuperar a mi yo anterior que de alguna forma perdí cuando estuve contigo y que no supe recuperar.
Llevo un tiempo fuera he llegado a la conclusión de que fuimos todo y terminamos siendo incompatibles, pero nada de esto te debería turbar, nada de esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.
A partir de ahora, tú estate tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mi, que sepas cómo me va, sea bien o mal. Me conformo con que algún día mi nombre vuelva a tus oídos y a entornar tus labios, eso es que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Escúchame

Llevo un tiempo dándome cuenta que las personas somos muy egocéntricas y no somos capaces de escuchar a los demás. Veo en esto un serio problema, porque no hay peor decepción que confiarle algo a alguien porque necesitas ayuda, o simplemente para desahogarte, y que la contestación de esta persona sea cualquier cosa menos de la que estabas hablando, tendiendo a ser algo suyo, algo que a esa persona le interesa contar, y está bien, pero no es el momento.

Escuchar nos da la vida. Nos hace aprender, nos hace comprender, nos hace empatizar y nos hace mejores personas. 

Muchas veces desconectamos, le "bajamos el volumen" a la persona que nos habla y centramos nuestra atención en cualquier chorrada, en cualquier cosa que nos va a privar de escuchar a ese amigo, a ese hermano o a ese padre o madre que necesita algo que nosotros les podemos dar, pero no se lo damos.

Escucha sin miedo, nunca temiendo aquello que te puedan decir. Escucha de verdad, siempre tendrás algo que aportar a esa persona. Escucha más y mejor.

Mírame

Mírame y dime que nada es verdad. Mírame y dime que todo esto es mentira, fruto de mi imaginación. Mírame a los ojos y prométeme que no sentiste nada. Mírame el alma a través de los ojos y observa todo el dolor que llevo dentro, mira todos y cada uno de los recuerdos a través de mis ojos y piensa en ellos, aunque solo sea un segundo. Aquél lugar dónde nos conocimos y que siempre hemos querido volver a visitar, aquellas canciones que me recordaban automáticamente a ti, a mi, a nosotros. Acuérdate de aquellas fotos que nos encantaba volver a revisar juntos, instantáneas con retraso de todo lo que pudo ser y no fue. Fotografías que guardo en un cajón el cual no puedo abrir por el peso de sus recuerdos. Fotografías con un peso emocional a merced del tiempo, un factor de la vida que todo lo curará, porque lo sé, porque así lo quiero y porque nada puede conmigo. 

Nunca des nada por hecho, ni siquiera un rutinario beso de buenos días, un simple abrazo en días que lo requieran o un inoportuno chiste de alguien que tan sólo intenta estirar eso labios para hacerte sonreír. Nunca des nada por hecho, y menos, de alguien cercano, nunca sabes cuando puede ser la última vez que sientas ese rutinario beso, aquél simple abrazo o cualquier inoportuno chiste con intención de alegrarte el día. 

Disfruta cada de cada día como si fuera el último, oblígate a tener muchas sensaciones cada día, una impresión o emoción que produce algo importante o novedoso. Una sensación de felicidad, de tristeza, de sorpresa, una sensación de decepción o de orgullo, todas valen, todas suman. "Cualquier resta es una suma disfrazada de cero"

Daré una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que todo esto partió. Así que mírame a los ojos y verás el sentimiento más certero que jamás encontrarás.

                                                                                                           

Retroactivo

... pasan los años y mi rutina sigue recordándome a ti. Cada frase, cada olor, cada acción...
Te escribo desde la otra punta del mundo por la imperiosa necesidad de saber de ti, de palpar tu puño y letra. Como sabrás me vine a vivir a la casa de la playa en la que vivieron mis abuelos. Me encanta vivir aquí, es el sitio más pacífico del mundo. Las olas chocan contra las montañas que envuelven esta playa, la marea arrastra cantidad de corales que hasta que no vine aquí no podía haber imaginado que existirían, y las ramas de las palmeras parecen maracas con la brisa tropical. Como te he dicho, me encanta vivir aquí. Sabes que la razón por la que me vine escapaba, en cierto modo, de todo tipo de reflexión, pero aquí la encontré.
El otro día, mientras arreglaba el desván, encontré un fajo de cartas dentro de una caja de madera, estaban envueltas en trapo y sujetas con un hilo de cuero. Mi curiosidad era tal que decidí abrirlas y comenzar a leer.
Resulta que por el año 1940 mi abuelo partió a Moscú para alistarse en el ejército soviético a las órdenes de un político militar llamado Gueorgui Zhúkov.
Durante 5 años mi abuelo envió centenares de cartas con destino a esta casa, alejada de toda guerra posible, aquí en la isla de Capri, a la cual tuvo que mudar mi abuela para estar a salvo.
Me he pasado dos días leyendo todas estas cartas y noto que a mi abuelo no le resultaba sencillo poder enviar cartas en aquella época por las intercepciones de correo que se producían diariamente, pero él, mediante amigos o amigos de amigos las hacía llegar. También le resultaba complicado ya que solo les dejaban escribir una vez por semana, pero él lograba enviar alguna de más mediante gente de confianza. Hacía todo lo posible por enviar cualquier carta aunque su día o su semana hubieran sido tremendamente aburridas, se desvivía por poder mandar noticias a mi abuela.
La última carta está escrita en 1945, estaba a punto de terminar la Guerra, las tropas soviéticas estaban a un día de entrar en Berlín aquel 19 de abril, mi abuelo se despedía  por correo ya que después de la Batalla de Berlín regresaría a casa, pero nunca hubiera imaginado que ese sería su último adiós.
Mi abuelo falleció el 22 de abril de 1945 durante la batalla de Berlín tras recibir un disparo en el pecho de un oficial alemán.
Con esto he sacado una conclusión, el amor requiere sacrificio, y tú no lo hiciste.

Siéntete importante

A pesar de los billones y billones de seres humanos que habitan en la tierra, a pesar de los millones de lugares distintos y a pesar de ser una parte tan insignificante de ello, siéntete importante. Hazte ver, siéntete orgulloso y tremendamente válido. Imponte, que la vida es para los espabilaos'. Da un paso al frente, que de no hacerlo nunca serás valorado como mereces, esto es así. Gánate las cosas, no las repitas, innova, sé creativo y sobretodo siéntete importante. Busca tus potenciales, desarróllalos y exponlos.
Nunca esperes más de lo que mereces, eso deja de ser ambición y pasa a ser capricho. Nunca pidas más de lo que te corresponde, siempre habrán otros que lo merezcan más que tú. Busca tu vía y potencia tus virtudes para algún día conseguir eso que no mereciste en su momento. Ten un sueño, protégelo y dale la luz necesaria para que brille y para que brote, eso aumentará tus posibilidades de éxito. Eso es en lo que consiste, no por más que te esfuerces siempre conseguirás todo, pero lo que es seguro es que aumentarás tus posibilidades de éxito.